13 de juny 2010

DOS BODAS Y UN FUNERAL O LA CONTRACUBIERTA PERFECTA






















Si no logro recordar desde cuando leo contracubiertas -"lugar en el que se revelan ante el lector los motivos para la elección del libro"- quizá sea porque lo he hecho desde siempre, buscando acertar con la elección de la próxima lectura; un poco, como llevado por aquellas rancias maneras de familias con apellidos ilustres cuando buscan conocer la "contracubierta" de alguien -¿a qué se dedica? ¿quiénes son sus padres?- que arriba con la intención de emparentar con ellos a través de alguno de sus exclusivos cachorros.

Las contracubiertas han sido siempre un territorio abonado al halago fácil, ditirámbico y repleto de lugares comunes hasta la náusea -permitidme que alargue el brazo para coger una cualesquiera de las novelas de mi biblioteca y os copie cosas como "característica brillantez", "impecable precisión", "exuberante riqueza", en fin-, pero también, a menudo, la "contra" es el sitio donde empiezan a explicarte un cuento maravilloso, un retazo de historia que -cuidado, momento cursi- prende en tu interior el fuego por la lectura de ése libro.
Y unas pocas, poquísimas veces, prácticamente nunca, me encuentro con un texto tan acertado como del que disfruta la novela "Formas del amor" -luego les doy los datos para que la hojeen y se lean la "contra"en su libreria de cabecera-. Es muy raro descubrir cómo, tras la mezcla de sensaciones provocadas por una compulsiva lectura, el resumen posterior del editor ordena, matiza, aclara, define de manera tan exacta el "pensamiento interior" de la novela.

Empezaba a leerla, temprano por la mañana y, así como el dia avanzaba, así los personajes iban definiéndose y enriqueciéndose con sus experiencias, hasta llegar a los claroscuros del crepúsculo, cuando cierro la última página. Me levanto del butacón y me acerco al gran ventanal desde donde la vista despejada y limpia me regala un ocaso espléndido.
Y al leer, de nuevo, la "contra" me emociono al ver que pone nombre a los posos de lo leído, cuando es capaz de contarme exactamente la "verdad" de lo que acabo de leer. Enriquecedor.

En cuanto a la novela en sí, no me resisto a copiar uno de los párrafos que denotan una inteligencia fuera de lo común sobre el goce de vivir:

"Alexis se había quedado junto a Jenny cuando las cenizas de Sir George fueron esparcidas, pero cuando empezó la música, se separaron. Después de bailar con Giulietta decidió ir a buscarla, la encontró asomada a la ventana abierta de su habitación.
-No, es demasiado. No puedo bailar.
-Sí que puedes. George tenía razón. Uno puede experimentar dos emociones al mismo tiempo.
Una de las dos hace que la otra se vuelva más intensa, y luego la cura."


(Formas del amor - David Garnett; col. Largo recorrido núm. 10, Editorial Periférica: Cáceres, 2010)



08 de juny 2010

ES INÚTIL





Este apunte es inútil.
Este apunte llega tarde y mal.


A principios del mes de febrero, Pilar Rahola publicaba una columna titulada "Héroes de mochila" donde se mofaba de algunos jóvenes -en concreto mencionaba a una activista propalestina catalana, obviamente no hablaba de sí misma- que viajaban hasta Israel con el objetivo de participar en protestas y actividades en contra de su gobierno y a favor de la causa palestina:


"Uno de los deportes de estos tiempos fútiles es ir a hacerse el héroe a Israel. Es un deporte cómodo y exitoso (...) porque, a diferencia de otros conflictos, cuyos gobiernos chapotean en la feliz impunidad (sic) de las dictaduras, Israel es una democracia. Por supuesto, puede cometer y comete atropellos (sic) e irregularidades (sic). Pero tanto como cualquier otro país, en situación de conflicto grave. Y cuando ello ocurre, los propios mecanismos de control democrático hacen su trabajo (sic, sic, sic)."


"El caso de esta militante catalana, que pasea su felicidad de héroe de bolsillo por las fotos de los periódicos, es paradigmático. (...) Algunos deciden ir a tocar un poco más las narices, no fuera caso que Israel lo tuviera demasiado fácil. Y encima, se permiten caducar su visado."


Así, la activista no violenta catalana -sigo sin referirme a Rahola, por supuesto- debería viajar a países menos tramposos que Israel, países que no presuman de demócratas, a lugares como Teherán, Sudán, Arabia Saudí, ... para demostrar, con manifestaciones, su amor por la justicia y la libertad. Y yo que suponía que un estado demócrata era algo más que un lugar donde se organizan elecciones regularmente y donde, además, se respetan las garantías judiciales, las leyes nacionales e internacionales, la libertad de expresión, los compromisos pacifistas, el respeto al otro, ... Claro, la militante pacifista catalana -que no, que no hablo de Rahola- se aprovecha de la democracia israelí amenazándoles con un visado caducado.


Dos meses después conocía, a través de Carmen Magallón, la historia del asesinato por parte del ejército israelí de la joven Rachel Corrie en marzo de 2003.La aplastó una excavadora militar cuando trataba de impedir la demolición de una vivienda palestina.
El cuerpo de una chica de 23 años, un visado caducado, quizá alguna pancarta ... armas temibles.

Me pareció que el relato de la muerte de Rachel Corrie contraargumentaba de manera palmaria las razones defendidas por la polemista -lógicamente no aludo a Magallón-; lance que, según mi opinión, debería ser expuesto como ejemplo de sinrazón y mala uva.

Pero, ay, los asesinatos acaecidos la semana pasada han relegado este apunte a la categoría de gesto inútil.


Bueno, al apunte y también al intelecto de Pilar Rahola.