13 de maig 2008

PARECIDOS RAZONABLES (III)




Dos londinenses escrutando el cielo en busca de respuestas.

3 comentaris:

Anònim ha dit...

¡¿Cómo no recordar a Baudelaire?!

Saludos.
Candi


«Qui aimes-tu le mieux, homme énigmatique, dis ?
— Ton père, ta mère, ta soeur ou ton frère ?
— Je n’ai ni père, ni mère, ni soeur, ni frère.
— Tes amis ?
— Vous vous servez là d’une parole dont le sens m’est restée jusqu’à ce jour inconnu.
— Ta patrie ?
— J’ignore sous quelle latitude elle est située.
— La beauté ?
— Je l’aimerais volontiers, déesse et immortelle.
— L’or ?
— Je le hais comme vous haïssez Dieu.
— Eh ! Qu’aimes-tu donc, extraordinaire étranger ?
— J’aime les nuages. Les nuages qui passent… là-bas…là-bas les merveilleux nuages !»

«L’Etranger»

Le Spleen de Paris

Anònim ha dit...

Fui a informarme, porque me pareció interesante el libro Guía del observador de nubes; y encontré esto:

«El fundador de la Sociedad internacional de Apreciación de las Nubes, Gavin Pretor-Pinney, afirmó en una entrevista con Efe que 'algunas nubes huelen', como los cúmulos, que absorben el aroma de las arboladas más altas.

Al atravesar estas nubes bajas y esponjosas, que se forman con el buen tiempo mediante aire caliente, los pilotos de avionetas pueden apreciar el olor que los cúmulos han absorbido de la vegetación y los gases más elevados, según explica el autor del libro La guía adel observador de nubes.

En 320 páginas, Pretor-Pinney defiende en la primera publicación oficial de esta sociedad que cuenta con alrededor de 11.000 miembros la 'mala e injusta reputación' que a su parecer se ha otorgado en muchas culturas a este fenómeno meteorológico tan cambiante.

Las nubes se valoran de forma perjudicial, integrándolas incluso en expresiones negativas del lenguaje cotidiano como 'tener la visión nublada' o 'tener una nube encima de la cabeza', señaló el autor de este best-seller, que ya vendido más de 150.000 copias en el Reino Unido.

Sin embargo, este diseñador británico especializado en nubes cataloga estas masas de vapor como 'el arte y la poesía moderna de la naturaleza', capaces de transmitir muchas sensaciones beneficiosas para el alma con solo su observación e interpretación y, además, ahorrar las facturas del psicoanalista.

Al margen de un papel onírico o romántico, las nubes juegan un rol fundamental en la purificación de la atmósfera, actuando como filtros del aire, de tal forma que en muchas ciudades sería imposible respirar sin ellas.

Según el también cofundador de la revista histórica inglesa The Idler (El ocioso), en el interior de estas masas vaporosas 'básicamente se encuentra agua', aunque las nubes de tormenta pueden aspirar pequeñas partículas -de arena o animales pequeños-, que luego caerán en forma de precipitación.

Muchos son los mitos y creencias que rodean la figura de las nubes, como la posibilidad de predecir los desastres naturales con la simple observación de estas formaciones, un hecho que, según Pretor-Pinney, no está demostrado.

El autor británico dijo que tampoco es posible sostenerse en pie o tumbarse en sus mullidas ondas, aunque 'todos podemos experimentar qué se siente al estar en medio de una nube cuando hay estratos'.

'A veces, los estratos, más conocidos por nosotros, como niebla o bruma, bajan a vernos y entonces es cuando podemos vivir la experiencia de estar entre una nube, una sensación que a mí me da mucha energía', afirmó.

Para una buena observación de las nubes, Pretor-Pinney insistió en que lo más importante, aunque sea una obviedad, es 'mirar hacia arriba' y pensar en sus formas de una manera científica pero, sobre todo, dejando volar nuestra imaginación. »

Candi

El llegidor pecador ha dit...

¡Caramba! Muchas gracias Candi.