21 de març 2009

EL OTRO LIBRERO

Chema Madoz

"Lista de "libros más vendidos" en España de cualquier suplemento literario: "ficción", los libros más promocionados; "no ficción", ni una sola obra que pudiera sospecharse de pensamiento, sino de autocomplacencia o autoayuda. ¿Dónde se venden estos libros? Mayoritariamente en grandes librerías o secciones de librería de grandes superficies. ¿Se venden en todas las librerías? No. ¿Hay librerías que renuncian a vender esos productos? Sí: otras librerías, lugares semejantes a un libro de preguntas que se agranda, a un espejo de curiosos confusos donde no es preciso manifestar complicidad, la causa común está servida, y la atmósfera producida es simplemente la necesaria."

Acabáis de leer el comienzo del lamentable -pues lleno de lamentos está-, del lastimoso -pues induce a la lástima- y del inexacto -pues está repleto de falaces juicios temerarios- artículo sobre el negocio de los libros en España que firma el librero Sergio Valeska en la contraportada de "Le Monde Diplomatique" del pasado mes de febrero. Me produjo irritación nada más leerlo, lo guardé y pasado un tiempo vuelvo a leerlo y constato que me sigue pareciendo un texto que ofrece un desacertado dibujo del comercio librero repleto de indebidos prejuicios y de evidentes obviedades que, por su naturaleza clara e indiscutible, absurdo es proceder a su denuncia.

Digo que el artículo me parece lamentable, lastimoso e inexacto. Veamos porqué:

"Lista de "libros más vendidos" en España de cualquier suplemento literario: "ficción", los libros más promocionados; "no ficción", ni una sola obra que pudiera sospecharse de pensamiento, sino de autocomplacencia o autoayuda."

¿Sí? ¿Seguro? Así que los libros más promocionados son los que más se venden ¿Qué raro, no? Toma ya ¡Menuda revelación! Por otro lado no entiendo como títulos como "Los girasoles ciegos", "Un hombre en la oscuridad", "La isla", "Vida y destino", "Relatos de Kolimá" o los libros de Haruki Murakami o los de Almudena Grandes o los de Roberto Bolaño han llegado a copar alguna vez los puestos de los más vendidos.
Y en "no ficción" no hay ni una sola obra de pensamiento sino sólo de autocomplacencia o autoayuda, vaya, vaya, ¡Conque esas tenemos! ¿eh? "Cómo hablar de los libros que no se han leído" será autocomplacencia, "Gomorra" será autoayuda, "Correspondencia, 1921-1939", "La librería de los escritores", "La jungla polaca", "Mal de escuela", "La pasión del poder", "El factor humano", "El rosa Tiépolo" ya no sé dónde clasificarlos pero le aseguro que absolutamente todos ellos han estado en las listas de libros más vendidos en más de un suplemento cultural de este país.
Inexacto; su retrato, de trazo grueso y grosero, sobre los libros más vendidos, estaba incompleto.

Respecto a los "mega-séllers":

"¿Hay librerías que renuncian a vender esos productos? Sí: otras librerías"

Pocas, poquísimas; en la librería La Central, faro del librero independiente y adalid del buen gusto literario para una mayoría, han vendido, en los momentos de mayor efervescencia peticionaria, títulos como "El código Da Vinci" o "La Catedral del Mar", así que tampoco sea tan rotundo en esa afirmación.

En el artículo se alerta de que esas otras librerías van cerrando y las que no lo hacen, aún, se encuentran en ese tránsito debido a tres causas mayores que son los mismos libreros, los consumidores y los proveedores junto a los editores:


Los libreros.

El autor se pregunta el porqué los clientes prefieren comprar en una gran librería en lugar de hacerlo en esas otras librerías, y las razones que ofrece son que tal vez las otras librerías exigen del cliente disponer de "un profundo poso de ánimo" y que exhiben "algo de pretenciosidad en estos escaparates y estanterías anti-algo". En un ejercicio de contradicción expone la solución pues la otra librería será viable si "se establece como un tipo de comercio exigente y si ofrece un producto muy seleccionado y de calidad", contradicción puesto que la exigencia y la selección de calidades llevan a exigir del cliente ese profundo poso de ánimo e, igualmente, a que detecte lo pretencioso en escaparate y estanterías. Lastimoso.
En una opinión personalísima, creo que lo grave no es que el consumidor detecte pretenciosidad en escaparates o estanterías sino en la persona que le atiende tras el mostrador pero eso se lo guarda muy bien de decir el librero autor del artículo. Al respecto, es muy revelador el siguiente fragmento de la entrevista a otro librero:

Entrevistador. Com és el 'noi Catalònia'?
Miquel Colomer. Què vols dir?
Entrevistador. Tothom s'imagina el 'chico Central'.
Miquel Colomer. La Central s'adreça al públic universitari. Aquí ens mereix el mateix respecte un lector de Chateaubriand que algú que compra un llibre de receptes.

Aquí, el mismo respeto, allá, ... sin comentarios.


Los consumidores.

Con parte del problema ya tratado, respecto a los compradores, el librero articulista fija su atención en unos consumidores especiales como son las bibliotecarias a las que define, una vez más, mediante un trazo grueso y grosero:

"La bibliotecaria, pocos son los bibliotecarios, es alguien que vive entre libros pero que jamás pisa una librería. (...) El nombre de una librería es para ellos como el de una parada de metro urbano, una palabra de un plano subterráneo, costosa de aprender y pronunciar..."

No generalice tanto, conozco a más de una, más de dos y más de tres librerías que organizan reuniones con bibliotecarias interesadas en conocer las distintas novedades literarias. Inexacto, lamentable y de muy mal gusto.


Los proveedores y editores.

Aquí los prejuicios, las obviedades tramposas y las falsas creencias llegan a extremos delirantes:

"Las distribuidoras de libros hacen sus números y deciden que servir a las otras librerías no es rentable."

¿Y eso? Será menos rentable pero no me imagino a ninguna distribuidora pensando en dejar de vender a librerías como Laie, Literanta o Antonio
Machado
mediante el argumento de que en esos lugares no venden suficientes libros de autoayuda o suficientes "best-séllers". Además, las otras librerías suelen tener un bajo índice de devolución y eso las debe hacer más rentables para la distribuidora pero ¡claro! eso usted no lo dice.

"Los libros son enviados a las grandes librerías en cajas bien embaladas, y con generosos descuentos. Las otras librerías reciben paquetes ligeros, con volúmenes manipulados; sin cuidado en origen, ni por los transportistas."

No me haga trampas, no me haga trampas, está claro que cualquier librería que haga un pedido pequeño lo recibirá en un paquete ligero, ¡Elemental, oiga! Me cuesta imaginarme a los almaceneros de la distribuidora preparando un pedido para la librería Escarabajal rebuscando el embalaje más mugriento y preparandolo con toda la desidia del mundo debido al tipo de cliente al que va dirigido.
Los descuentos no son generosos jamás, serán mayores para quien más venda y menores para quien menos venda y esto ha sido siempre así, aquí y en la China Popular.
Pero si según usted, ¡hasta los transportistas conspiran contra las otras librerías! Oiga, que los volúmenes, sean uno o sean miles, siempre estaran manipulados.

"Las reclamaciones de las otras librerías a distribuidores no se tienen en cuenta y se dan por seguras grandes risotadas tras su lectura."

Esto es ya directamente insultante, ¿quizá el otro librero es el único que se toma su trabajo con profesionalidad? Lo suyo empieza a ser enfermizo.

"Los editores pequeños y medianos (...) renuncian por incapacidad o desinterés, a gestionar directamente el servicio a librerías; pensando que todo se apañará."

¡Y dale! Pero qué malvados deben ser los pequeños editores. Es usted patético.

"... la nota más común en los albaranes de un proveedor sobre un libro no servido es "pendiente de servir", expresión que para el librero no significa nada; y que el cliente es incapaz de reinterpretar. Así, las ventas por encargo se diluyen."

Aquí lo único que se diluye son sus argumentos; si se tomara la molestia de fijarse en unos personajes del mundo del libro llamados comerciales y se sentara con ellos cinco minutos, descubriría que le pueden gestionar los pedidos pendientes dándole respuestas claras de todos y cada uno de los encargos en suspenso. Deplorable su desinterés o su incapacidad ¿no?

Lo dicho: una visión lamentable, lastimosa e inexacta en un ejercicio de demagogia librera sobre lo que en realidad es el actual negocio de los libros.

6 comentaris:

María Carballo ha dit...

Muy interesante entrada. Me gusta tu vision.
Te invito a visitar mi nuevo blog:

http://loscuentosdevenus.blogspot.com/

Maria Giacobone Carballo

“Dios creó al hombre
Porque le encantan las historias.”
Elie Weisel (Premio Nóbel de la Paz 1986)

El llegidor pecador ha dit...

Gracias, María.

SU ha dit...

Llegidor pecador,

He llegit atentament el teu article i em queda molt clar que aquest Sergio Valeska no sap de què parla o és una gran manipulador de la informació (que encara és pitjor, evidentment).

Salut i bones lectures,

SU

El llegidor pecador ha dit...

Gràcies, Su. Llàstima que l'ordinador no em deixi penjar l'article original doncs tampoc es troba per internet sinò ets subscriptor de 'Le Monde'.

Anònim ha dit...

Estupenda entrada. Acabo de encontrarme con tu blog y paso encantado a leérmelo por RSS. Un saludo.

El llegidor pecador ha dit...

Me alegro, Jorge.