"Para enlazar el pensamiento de Immanuel Kant con la figura de Beckenbauer elegiremos el partido que enfrentó a la Alemania de Franz con la Holanda del fútbol total de Johan Cruyff y compañía.Cruyff encarnaba al nuevo catecismo futbolístico, un sistema en el que las posiciones de los jugadores sobre el terreno no permanecían fijas, sino que estaba sometida a un engranaje de rotaciones en el que cualquiera aparecía en el lugar más inesperado, donde más daño causaba al contrario. La Naranja mecánica se dio en llamar a aquel conjunto, consecuencia directa del fútbol total (insistimos en esa denominación) que el ajax de Amsterdam había puesto de moda. Negar a Cruyff era como negar a los Beatles: sencillamente imposible."
"...Crítica a la Naranja mecánica, habría titulado Kant a la crónica del encuentro. El alemán brilla en la defensa, lugar reservado para los jugadores más intimidatorios, y desde su posición de libre empuja a sus compañeros y se suma al ataque con clase y elegancia; Holanda sufrió la embestida continua del equipo teutón, que se comportó como una apisonadora (...) Cruyff cae derrotado frente al Kaiser; es decir: a Beckenbauer le gusta que Cruyff sea real, pero estima que la forma de jugar al fútbol tiene que ser personal y no dictada por el Flaco (como Kant respecto al Dios que él mismo justifica), de modo que se desnuda de cualquier complejo perceptivo, ético o estético y decide que no es suficiente con aguantar los mandobles de la Naranja mecánica, sino que es su deber como futbolista intentar ganar el partido. Es decir: lo ganó por imperativo categórico."
"Frente a esa demoledora maquinaria, la selección alemana opuso su voluntad, su fe en sí misma y lo que pudiera salir de la cabeza de Franz Beckenbauer, que había comenzado su carrera en el puesto de medio pero que había evolucionado hacia posiciones más retrasadas, hasta colocarse finalmente como libre. Sin ser goleador, marcaba goles; sin ser conductor de juego, conducía; sin ser atacante, diseñaba los ataques; situándose en la nada conceptual, acabó conformándose en un todo futbolístico.¿Qué ocurió en aquel encuentro, en aquel Alemania Holanda?"
"...Crítica a la Naranja mecánica, habría titulado Kant a la crónica del encuentro. El alemán brilla en la defensa, lugar reservado para los jugadores más intimidatorios, y desde su posición de libre empuja a sus compañeros y se suma al ataque con clase y elegancia; Holanda sufrió la embestida continua del equipo teutón, que se comportó como una apisonadora (...) Cruyff cae derrotado frente al Kaiser; es decir: a Beckenbauer le gusta que Cruyff sea real, pero estima que la forma de jugar al fútbol tiene que ser personal y no dictada por el Flaco (como Kant respecto al Dios que él mismo justifica), de modo que se desnuda de cualquier complejo perceptivo, ético o estético y decide que no es suficiente con aguantar los mandobles de la Naranja mecánica, sino que es su deber como futbolista intentar ganar el partido. Es decir: lo ganó por imperativo categórico."
(Futbolia, filosofía para la hinchada - José Machado y Manuel Valera. Editorial Kailas. Madrid 2006)
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